¡Hola a todos!

En los últimos años son cada vez más los opositores que superan los cuarenta años de edad. Llegados a esta etapa de madurez en la vida las responsabilidades laborales y familiares suelen tener un gran peso y opositar se hace si cabe más complicado, todo un desafío. Desde OpositaTest hemos querido hablar con algunos de vosotros para que nos contéis cómo es opositar a partir de los 40. Estas son algunas de vuestras historias: 

Irene, con 43 años, oposita a Gestión Procesal después de aprobar las oposiciones a Tramitación en 2009. Pero no fue un aprobado cualquiera, sino que unas horas después del tipo test nació su hija pequeña, vino con «unas oposiciones bajo el brazo».  Además, tiene otra hija, por lo que las cargas familiares y laborales le obligan a levantarse a las 5:30 de la mañana para estudiar hasta las 7:15, momento en el que prepara el desayuno y va a trabajar.  Saca tiempo de donde puede para los apuntes. Es duro compaginar familia trabajo y oposición y por ello ha pensado alguna vez en dejarlo, pero tiene claro que lo conseguirá: «A base de intentarlo se consiguen las cosas». 

La vida opositora de C.F es una historia de sacrificio. A sus 43 años es interina de Justicia y ha tenido que irse a vivir a 200 kilómetros de su marido e hijo. Lleva así cerca de cuatro años y lucha por acercarse a su familia consiguiendo una plaza en Auxilio Judicial. El golpe más duro que la ha dado la oposición fue en la convocatoria de 2015, cuando aprobó el examen, pero no logró plaza (es una de las miembros de la plataforma Aprobados sin Plaza, de los que hablamos en este post).  Cree que la edad en sí no es ningún hándicap para estudiar, pero sí lo son las responsabilidades, ella misma invierte todo el tiempo de sus fines de semana en visitar a su familia.  Más allá de una estabilidad económica, el amor propio y elegir un juzgado cercano a casa hacen que C.F no pare hasta conseguir su plaza, «hasta la edad de jubilación tengo tiempo», nos dice entre risas.

Toñi es diplomada en Ciencias Empresariales y en 2009 tuvo mellizos. Trabajó en el sector de la construcción hasta que la crisis terminó con su estabilidad laboral.  Su historia es un ir y venir del mercado laboral a la oposición; actualmente solo oposita y compagina Instituciones Penitenciarias con Auxilio Judicial. Esta opositora intenta compatibiliza el cuidado de sus hijos con la oposición: el tiempo que los niños están en el colegio o en actividades extraescolares lo aprovecha para estudiar. La oposición le ha costado muchos sacrificios personales, pero ahora intenta compaginar la oposición con su vida personal.  Se da de plazo esta convocatoria y la siguiente para conseguir su plaza.

Cuando alguien se encuentra en el paro busca una salida a esa situación y esto es lo que ha hecho María José, casada y con un hijo de doce años, que se prepara para Auxiliar Administrativo de la Junta de Andalucía. El sacrificio es enorme, se levanta a las cinco de la mañana e intenta acabar su jornada a las diez de la noche. Además, achaca que a esas edades, además de tener más obligaciones, la memoria no es la misma.  En busca de una estabilidad económica, espera sacar la oposición el año que viene, pues en caso contrario lo dejará.

Montse, de 43 años y sin hijos, es funcionaria de interina de Tramitación Procesal y prepara oposiciones a este mismo cuerpo. Empezó con Gestión, pero consideró que el temario es demasiado amplio. Su situación es algo diferente a la de nuestras anteriores protagonistas, pues no tiene hijos, pero su trabajo hace que todo el tiempo que tenga fuera del trabajo sea para el estudio. También se da un par de convocatorias para sacar su plaza y lograr un trabajo estable y relacionado con lo que ha estudiado, derecho.

Como Montse, María, de 39 años, también trabaja y oposita, en este caso para Auxiliar Administrativo de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Estado, aunque también se presenta a oposiciones para entidades localesVive con sus padres, algo que le permite tener más tiempo para el estudio, pero sí que nota que al trabajar, aunque sea a media jornada, no tiene  el mismo tiempo para estudiar que antes. Ve claramente la tendencia a que cada vez hay más «mayores» luchando por su plaza, algo para lo que ella no se pone fecha limite; «mi fecha límite es mi plaza». 

Estas son solo algunas de las historias que hemos recibido, queremos agradeceros la colaboración a todos los que nos habéis escrito contándonos cómo es opositar a partir de los 40.

Este pequeño reportaje no es más que un homenaje a todos los opositores que luchan por su plaza, pese a las dificultades personales y económicas que les acarrean. Sois admirables. 

¡Buen estudio!

El equipo de OpositaTest

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