Hola a todos,

Este miércoles queremos hablaros de Javier, barcelonés de 37 años que trabaja actualmente como Letrado en un Ayuntamiento llevando varios asuntos en el Departamento de Defensa y Asesoría Jurídica. Su historia es la de un opositor que nunca se rindió, que logró su plaza a pesar de las dificultades que la vida le puso. 

Empezamos su historia desde el principio. Javier nunca fue un estudiante que destacase, los estudios no eran lo suyo. “Me acuerdo que cada año al darme las notas tenía entre 4 y 5 suspensos”. Dadas sus dificultades con los libros al acabar su Formación Profesional (repitió tres años) se puso a trabajar como chico de los recados con su padre en el sector del diseño gráfico. El trabajo era duro y trabajar con la familia. “Siempre es estresante y lleva un exceso de compromiso, responsabilidad y problemas”.

De 2001 a 2009 trabajó en todo tipo de fábricas para ganarse la vida, hasta que se dio cuenta que no quería seguir así. “Al final acabé saturado y me planteé volver a estudiar. Aunque dada mi trayectoria académica en años anteriores era todo un dilema escoger que estudios quería hacer”.

Con 28 años decidió entrar en la universidad a estudiar Derecho, después de aprobar la prueba de acceso a la universidad para mayores de 25 años. “Me compré los libros y manuales por Internet y durante unos 8 o 9 meses estudié para sacármelo. Después de las pruebas comunes y específicas conseguí aprobar para mi sorpresa y la de los demás”.

Empezó la carrera en 2009 y acabó en 2014 con 34 años. Para pagar la universidad durante esos cinco años estuvo también trabajando. “Durante 2 estuve cobrando el desempleo o en trabajos precarios hasta que me salió un trabajo de 3 años en una empresa farmacéutica haciendo jornadas de 12h los sábados y 12h los domingos; y cuando por exceso de trabajo se necesitaba teníamos que ir 2 días entre semanas a 8h”. Su situación familiar tampoco era fácil, sus dos abuelos estaban enfermos y estuvo conviviendo con ellos para vigilar su estado de salud. “Verlos en una etapa tan mala y delicada de su vida se hacía muy cuesta arriba”. Actualmente, por fortuna, ambos tienen un buen estado de salud.

Al terminar la carrera fue cuando empezó a estudiar la oposición a Secretario de la Administración Local. Además hizo un máster y un postgrado especializados en Derecho Público y Administrativo.

Para pagarse los estudios primero intentó encontrar trabajo en un despacho de abogados. “Solo me llamaron de unos 3 o 4 despachos (la mayoría sin hacer contrato y sin remuneración; hasta me encontré a alguno que me dijo que tenía que pagarles 250 euros al mes para formarme con ellos y adquirir experiencia”.

Su experiencia en el sector industrial le permitió trabajar en una fábrica, pero compatibilizarlo con la oposición no era fácil. “La compatibilidad con el trabajo se daba pero era muy dura, ya que todos los trabajos que me salían eran en el sector industria y eran funciones muy pesadas. No trabajaba de teleoperador o sentado en un despacho. Llegaba a casa reventado de cansancio pero había que sacar fuerzas para estudiar”.

Después de presentarse cinco o seis veces consiguió aprobar la oposición a Técnicos Jurídicos de la Administración Local, que tenía un temario similar al de Secretarios  de la Administración Local, la oposición que inicialmente empezó a estudiar.

Lo peor de su etapa como opositor que recuerda Javier era la presión a la que estaba sometido. “Ver como pasaba el tiempo sin poder aprobar, estuve 2 años y medio intentándolo y mientras tanto tener que trabajar en entornos muy duros en sectores totalmente opuestos a lo que has estudiado. Te sientes impotente y a veces la autoestima falla y te sientes como si no fueras nada ni nadie y que sería  mejor volver a como estabas antes de embarcarte en la aventura”.

Actualmente, el protagonista de esta historia oposita a Secretario de la Administración Local, compatibilizándolo con su trabajo como funcionario. Ahora todo parece mucho más sencillo que en su etapa anterior: «tengo tiempo para estudiar. Ahora soy independiente en cuanto a vida personal; mis abuelos están atendidos en una residencia; vivo solo de alquiler y puedo compaginar perfectamente el estudio entre semana y los fines de semana. Tarde o temprano tiene que llegar».

Javier termina la entrevista contándonos lo que le parece lo más importante para superar una oposición: “Tienes que estar dispuesto a sacrificar muchas cosas, como por ejemplo amigos o vida social. Opositar es incompatible con hacer vida normal. Debes tener una fuerza de voluntad brutal para marcarte unos tiempos de estudio. El estudio debe ser como una jornada laboral, debe ser obligatoria. Y al menos tener un día para ti. Para descansar. Pero si el hábito lo dejas más de una semana vas perdido”.

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