¡Hola opositores!

Hemos hablado con uno de nuestros suscriptores a Gestión Procesal Turno Libre, Raúl, que recientemente ha conseguido su plaza. Reflexiona sobre por qué decidió opositar, cómo preparaba el test, la dificultad del caso práctico y las distintas fases y experiencias por las que pasa todo opositor. ¡Esperamos que os guste!

¿Quién es Raúl?

Tengo 27 años, y soy de Vitoria-Gasteiz, Álava. Comencé la carrera en el año 2009, y en el 2014 me Licencié en Derecho por la Universidad del País Vasco.

Al terminar la universidad, con 23 años, estaba realmente perdido, no tenía ni idea de a qué me quería dedicar. Creo que ese es el gran drama de muchos universitarios, sobre todo procedentes de carreras como la mía, con amplias salidas laborales pero entorno a un mercado muy competitivo.

Tras llevar a cabo otros estudios de formación complementaria, trabajar y dar de lleno con la realidad del mundo laboral, decidí volcarme de lleno en las oposiciones. Comencé mi preparación hace un año, sobre el mes de junio (2017), por libre, sin ayuda de preparador o academia, y he aprobado a la primera. Sé que mi caso no es el más común, ya que entre la altísima preparación de todos los aspirantes y las convocatorias cada dos años, la media de preparación de estas oposiciones puede girar en torno a los 4 años.

Tras valorarlo detenidamente, me presenté por otra Comunidad Autónoma, debido al escaso número de plazas que ofertaba la del País Vasco. Por ello, animo a todos que no tengan reparo en aprobar en otro lugar, que analicen bien la convocatoria y se inscriban allá donde consideren que pueda estar la mejor ratio de opositores por plaza. No es lo mismo competir contra 30 que contra 160. Además, dependiendo del año hay Comunidades Autónomas que tienen un nivel bastante más alto que otras, lo que se refleja en las notas de corte para superar los ejercicios.

Probé con Juristas de Instituciones Penitenciarias, pero lo dejé unos meses después

¿Por qué opositaste a Gestión Procesal? ¿Probaste alguna otra?

Hace unos años, al acabar la carrera, probé con Juristas de Instituciones Penitenciarias, pero lo dejé unos meses después; me agobié mucho, la materia era extensa, los exámenes orales, y en general, no era mi momento. Cuando pasó aquello, juré que jamás volvería a opositar… y aquí estoy ahora.

Elegí las oposiciones a Justicia porque siempre me llamaron la atención los Juzgados. Mis prácticas universitarias fueron allí, en los Juzgados de Bilbao, con Jueces y demás funcionarios como tutores, y me encantó todo lo que vi. Tenía muy claro que Judicatura no era lo mío, y LAJ no me apetecía por los exámenes orales, así que me decidí por Gestión, que fue donde enfoqué todas mis energías. Sí que es verdad que también me presenté a Tramitación y Auxilio, como cualquier opositor a la Administración de Justicia, pero mi cabeza estaba obcecada con Gestión, y creo que eso fue lo que me hizo seguir sin decaer ni un solo instante.

Había días de verdadera locura, de echar 14 horas

¿Cuál era tu rutina de estudio?

Primero tuve una toma de contacto con el temario de Tramitación y Auxilio, a lo largo del verano pasado. Aproveché para ir reduciendo al mínimo las relaciones sociales, y fui creando el hábito de estudio. Realmente, los meses de verano son los más difíciles para estudiar, cualquier opositor lo sabe. Por ello, me lo tomé con cierta calma, para darles la primera vuelta a los temas.

A partir de ahí, mi rutina fue bastante dura, ya que contaba con apenas unos meses por delante. El mes de septiembre supuso el punto de inflexión, en el que di el pistoletazo de salida a la carrera. Como aún no había convocatoria, hasta finales de noviembre hacía unas 8 horas diarias, ahora sí, de lunes a domingo.

En cambio, desde el momento en que se convocó la oposición intensifiqué el estudio hasta llevarlo al límite. Realmente, no tenía horarios muy marcados: cuantas más horas, mejor. Había días de verdadera locura, de echar 14 horas, desde las 7 de la mañana hasta las 2 o 3 de la madrugada: todo valía.

Obviamente, no todos los días eran igual de fructíferos: más de uno tuve que cerrar los libros, y simplemente no hacer nada, irme a hacer deporte o ver una película. Es importante percatarse de cuándo el estudio no da más de sí por ese día, y aparcarlo hasta el día siguiente, o limitarse a hacer test o algún caso práctico.

En general, no recomiendo jornadas tan intensivas, sobre todo por el estrés y ansiedad que generan, pero en mi caso, tenía claro que tenía que salir a la primera, costara lo que costase.

Hacía unos 15 o 20 test al día, muchos de ellos de 100 preguntas, simulacros de examen y exámenes de años anteriores

¿Con cuánto tiempo de antelación empezaste a preparar el test?

Los test los empecé a practicar casi desde el primer día: me estudiaba un tema, y hacía el test correspondiente. Cuando tuve más adelantada la materia, empecé a atreverme con baterías de test más variados, de más de un tema y de unas 50 preguntas. Ya pasadas 4 o 5 vueltas al temario, les di aún más importancia: hacía unos 15 o 20 test al día, muchos de ellos de 100 preguntas, simulacros de examen y exámenes de años anteriores.

Realmente, creo que practicar muchísimo los test es la clave para pasar el examen. Con unos cortes tan altos, un solo error de más puede ser determinante a la hora de pasar a la siguiente fase o quedarse a escasas décimas. Al principio es frustrante, porque hay muchos fallos y se mezcla mucho la materia en la cabeza, pero con mucha práctica y repetición, se terminan por aclarar las ideas, diferenciando muy bien todos los temas.

Recuerdo los días previos al examen, en los que solo hacía test, test y más test. Dejé los apuntes a un lado y me centré en subir la media todo lo que pude. El día previo al examen, tenía entorno al 90-95% de aciertos, y sabía que estaba preparado para competir.

 

¿Cómo utilizabas OpositaTest?

OpositaTest fue para mí la verdadera clave para aprobar el primer examen. A pesar de que las preguntas del examen nunca vayan a ser exactamente iguales, muchas de ellas sí se asemejaban a las que ya había realizado un sinfín de veces atrás en los simulacros.

Además, al menos en mi caso, la memoria visual es una herramienta esencial. Puede parecer una tontería, pero es muy diferente hacer un test a papel que en una pantalla de ordenador y con la solución a mano. La gran mayoría de veces, cuando fallaba alguna pregunta y veía la solución, se me grababa a fuego en la cabeza, y ya no volvía a fallarla nunca más.

 

¿Cuál fue la prueba en la que más dificultades tuviste? ¿Y la que menos?

 Al examen tipo test fui muy tranquilo, ya que era la primera vez que me examinaba de una oposición, y no sabía lo que podría salir de aquello. Todo salió muy bien, aunque caí en errores tontos, como la gran mayoría. Aun así, conseguí buena nota y pasé los altísimos cortes, que me dejaron realmente asustado por el nivel del resto de aspirantes que me rodeaban. Recuerdo echar un ojo a los cortes de otros años, entorno a los 75 puntos, y los de este año subieron casi a los 85… totalmente de locura.

El examen de desarrollo fue, en cambio, una prueba mucho más dura. En mi caso, apenas lo tenía previsto, y me vi forzado a prepararlo rápidamente en poco más de un mes, entre examen y examen, resumiendo los temas e intentando memorizarlo todo lo más rápido que podía. Recuerdo los 10 últimos días antes del examen como una verdadera pesadilla, durmiendo muy poco y con los nervios a flor de piel, una batalla contrarreloj, con jornadas de estudio de 14 y 15 horas al día. Unos días de sacrificio máximo valían la pena por conseguir el aprobado.

Al examen llegué realmente agotado, intentando no pensar si iba a ir bien o mal. En esa situación, es inevitable dar prioridad a unas materias sobre otras, y por suerte, cayeron temas que controlaba bien y eran de mis favoritos, así que pude defenderlos; y bueno, aquí estoy hoy.

 

¿Qué estabas haciendo cuando leíste que habías aprobado? ¿Te lo esperabas?

El 12 de julio, cuando salieron las notas, era el cumpleaños de mi madre. Acabábamos de llegar de comer en un restaurante, y ya pasadas las 5 de la tarde, como ya no esperaba las notas, me dormí un rato tranquilamente.

Mi gran sorpresa fue al despertar, cuando leí el mensaje de una compañera de la oposición diciéndome “¡Gestor haz acto de presencia que no me tengo de alegría!”. Rápidamente, me metí a mirar las notas, y no daba crédito al ver mi nombre en la lista, así de imprevisto. Fue muy emocionante, todos en casa llorando de felicidad, jamás se me olvidará, y a mi madre mucho menos: el mejor regalo que podría tener.

La verdad, no sabía qué esperar. Bien podía aprobar, quedarme por el camino o incluso aprobar sin plaza. Todo dependía del Tribunal y de cómo calificara mi examen, es una gran incertidumbre. Por suerte, todo fue bien, y los dos largos meses de espera para recibir las notas merecieron la pena.

 

¿Qué opinas de la posibilidad de que la próxima convocatoria sea concurso-oposición?

En mi opinión, estas oposiciones ya de por sí están adquiriendo una dinámica extraordinariamente competitiva y de un nivel estratosférico. Que la siguiente convocatoria se lleve a cabo mediante concurso-oposición asusta, como es lógico. Todos aquellos que acceden por libre no pueden competir contra años de antigüedad, eso es un hecho. Pero para nada creo que lo tengan todo perdido, ni los interinos todo ganado ni mucho menos, las plazas no se regalan.

En definitiva, creo que una buena nota en el test y en el caso práctico y un buen desarrollo, tal como ha ocurrido hasta ahora, sumado a unos cuantos puntos por carrera universitaria, idiomas o algún que otro curso, pueden derivar en una plaza de acceso libre exactamente igual que ocurre ahora, aunque se prevean cortes más bajos que los actuales para que accedan una mayor cantidad de opositores a la fase de concurso.

Los temarios son muy importantes, pero controlar la Ley me parece esencial

¿Qué le dirías a los opositores de Gestión Procesal?

 Les diría que tengan muy claro el objetivo en todo momento. Que se aíslen de todo y olviden sus vidas por una temporada (en la medida de lo posible claro, cada persona tiene una situación personal distinta); que se coman cada página del temario y solo visualicen su nombre en esa lista. Aún recuerdo hace meses, incluso antes de hacer el primer examen, que me despertaba noche tras noche, balbuceando artículos y leyes sinsentido, soñando con que había aprobado y que todo el calvario había terminado. Esa era la ilusión que me movía y me hacía pelearlo todos los días, sin descanso, sin que nada más importara.

Al final, el estudio es lo que es: darle vueltas una y otra vez. A más se machaque el temario, más se controlan los detalles. Es importante recordar que en estas oposiciones lo más importante son los detalles, fijarse absolutamente en todo. Por ejemplo, para aclarar ideas, a mí me vinieron genial los cuadros comparativos, con colores para diferenciar plazos, recursos e incluso relaciones de artículos.

Los temarios son muy importantes, pero controlar la Ley me parece esencial. La terminología y la formulación de las preguntas muchas veces se ajusta a su tenor literal, y las respuestas pueden resultar engañosas si no se ha echado mano de ella.

Además, haría mucho hincapié en el examen de desarrollo, comenzando a prepararlo con mucho tiempo de antelación. Prepararlo rápido es una opción, pero si se cuenta con el tiempo necesario, elaborar los resúmenes de cada tema y hacerlos propios, interiorizándolos poco a poco, me parece el mejor camino para superar con éxito la prueba.

No hay que tenerles miedo a los exámenes, solo respeto. Y sobre todo, lo que hay que tener siempre y en todo momento es confianza en uno mismo: ese es el pilar fundamental de toda la oposición. Aquí juega un papel fundamental la familia, la pareja y los amigos más cercanos, capaces de darnos ese pequeño empujón que nos hace falta cuando más lo necesitamos.

Se puede aprobar, con más o menos tiempo de preparación, pero la meta siempre es la misma: conseguir la plaza y hacer que el sueño se convierta en realidad. Ánimo a todos y a todas en la dura batalla, y en esos momentos tristes y solitarios en los que uno se viene abajo, llora sin razón alguna o simplemente, no encuentra fuerzas para seguir, recordad que cuanto mayor es la lucha, mayor es el triunfo.

 

El equipo de OpositaTest.

www.opositatest.com