¡Hola opositores! ¿Conocéis las etapas de una entrevista clínica? ¿Sabéis cuáles son sus características? Os resumimos las etapas y características de la entrevista clínica.

Recordad que también tenemos un artículo donde explicamos qué es una entrevista clínica y cuáles son sus características.

Etapas de la entrevista clínica

El proceso de entrevista clínica se puede dividir en diferentes etapas: la preparación del proceso, la fase inicial, el cuerpo o fase intermedia, cierre, posdata y análisis de la información recogida.

Preparación

En relación a la preparación del proceso es importante que el profesional sanitario conozca de antemano los registros que va a utilizar.

La mayoría de éstos, con los que nos encontraremos en la praxis asistencial (en formato cuestionario) identifican ítem o áreas hacia donde dirigir la entrevista.

Muchos son fruto de un proceso reflexivo y de adaptación que incorpora el modelo de referencia. Después de la construcción de su ítem, normalmente suelen ser validados por profesionales expertos y adaptados a la población a la que se dirigen.

Antes de iniciar la entrevista se aconseja leer detenidamente cada uno de los apartados e ítem que lo componen, y confeccionar guías de preguntas tanto abiertas como cerradas que abordarán las áreas o temas preestablecidos.

La observación durante el proceso de entrevista es relevante y básica, la cual debe ir dirigida hacia aquellos parámetros de comunicación no verbal esenciales para posteriormente ser interpretados. Se aconseja diseñar parrillas de observación donde figuren los elementos o componentes a observar.

Toda aquella información relevante que figure registrada en la Historia Clínica del paciente/cliente, se debe recoger durante esta fase preparatoria, para conocer la situación, y evitar además la duplicidad en las preguntas dirigidas al paciente/cliente que le provocan desconcierto y confusión.

Consideraciones a la hora de formular la guía de preguntas:

– Evitar frases u oraciones muy largas, se debe conseguir que sean claras y precisas.

– Evitar preguntas con doble intención, que contengan dos ideas o conceptos distintos, puede causar conflicto de opinión en la persona, ya que puede ser que sólo esté de acuerdo con una parte.

– Adaptar las preguntas a las capacidades del entrevistado/a.

– Evitar términos técnicos si hay palabras sencillas y habituales adecuadas. En el caso de que se utilicen, siempre se debe explicar su significado concreto.

– Formular preguntas de forma afirmativa y no negativa.

– Respecto a preguntas en relación a actitudes o comportamientos inaceptables socialmente (Ej.: hábito de beber en exceso, consumo de drogas, promiscuidad sexual, etc.) el profesional sanitario que realiza la entrevista obtendrá respuestas más francas y sinceras si la atmósfera es permisiva y no se emiten juicios de valor.

Conviene emplear preguntas cerradas con diversas alternativas de respuesta, porque es más fácil colocar una cruz en una de las respuestas alternativas, que expresarlo verbalmente respondiendo a una pregunta abierta.

– Se aconseja el uso de preguntas de forma impersonal para tratar temas íntimos o delicados. Así se reduce al mínimo la incomodidad y las respuestas que se dan son más sinceras.

En relación a la comunicación no verbal que vamos a observar de forma guiada, debemos recordar que es innata y aprendida. Este carácter innato le otorga un difícil control de la misma.

El profesional sanitario debe conocer esta característica de la comunicación no verbal y comprender que en situaciones de ansiedad y de incongruencia entre el mensaje verbal y no verbal, tiene este último un valor más importante.

Por todo ello, atender a los componentes de la comunicación no verbal es esencial durante el proceso de entrevista.

La confidencialidad de la información revelada y recogida por parte del sanitario debe asegurarse en todo momento, así como crear un ambiente cómodo, adecuado y de colaboración que permita realizar el proceso de entrevista con éxito.

Consideraciones para crear un ambiente terapéutico:

– Escoger el momento oportuno, huyendo de situaciones de dolor, ansiedad e incluso de las horas de comidas o de aseo personal.

– Cuidar las características del espacio físico, colocar biombos y cortinas y evitar ruidos e interrupciones.

En algunos momentos, se utiliza la estrategia comunicativa de «crear una zona reservada» que consiste en acercarnos al paciente/cliente, colocarnos a su misma altura, utilizar la mirada atenta y un adecuado tono de voz (volumen) que permita que el paciente/cliente nos pueda oír sin que puedan ser partícipes de esta conversación otras personas presentes en la habitación.

– Atender a las necesidades del entrevistado/a. Puede afectar esta primera impresión en su deseo de participar y colaboración, así como en la naturaleza de sus respuestas.

Es conveniente mantener una apariencia física cuidada y aseada, ser puntualidad, mostrarse sincero y amistoso, utilizar habilidades de comunicación efectiva tanto verbal como no verbal.

– Los primeros instantes de la entrevista clínica marcan el tono emocional y de concentración. Las técnicas de escucha activa, el uso de la mirada atenta, cabeceos que acompañan el discurso del otro, la inclinación del cuerpo adecuada,…, pueden ayudar y contribuir a crear un ambiente terapéutico adecuado.

– El/la entrevistador/a debe ser cortés, considerado/a y sensible a las necesidades y derechos de los sujetos a los que atiende. La cortesía y el estímulo motivan al paciente/cliente a cooperar.

En relación a este punto, Borrell y Carrió (1989) apunta como cualidades imprescindibles: la empatía, la calidez, el respeto y la concreción.

– Deben incluirse frases como «podría usted«…»Le agradeceríamos que…», «por favor«,con frecuencia.

Fase inicial

La fase inicial de la entrevista clínica es aquella que se produce cuando el entrevistador/a interacciona «cara a cara» con el/la entrevistado/a, con el objetivo de recoger información sobre el estado y problema/s del paciente/cliente.

Las actividades a realizar durante esta etapa son las siguientes:

– Presentación del profesional y/o alumno/a que va a realizar la entrevista clínica.

– Confirmar la identidad del entrevistado/a.

– Preguntarle por sus preocupaciones en este momento.

– Informarle sobre la duración de la entrevista.

– Remarcar la confidencialidad de la información revelada.

– Aclarar la finalidad de la entrevista (encuadre).

– Interpretación de las señales verbales del paciente/cliente. Para ello nos debemos centrar en el contenido cognitivo del mensaje verbal del paciente/cliente. El cual hace referencia a las circunstancias, hechos, acontecimientos y situaciones referidas al problema actual.

El contenido afectivo y emocional del mensaje verbal hace referencia a la expresión de pensamientos, deseos, preocupaciones, temores, sentimientos, etc…que nos comunica el paciente/cliente.

– Interpretación de las señales no verbales. Las emociones se transmiten por la postura, gestos, expresión facial, contacto ocular y tono de voz.

Fase intermedia

Se entiende por Cuerpo o fase Intermedia la realización de la entrevista propiamente dicha, donde se abordan las diferentes áreas temáticas a las cuales nos queremos dirigir.

Hay una serie de consideraciones a tener en cuenta:

– Recoger primero la información de lo general a lo específico.

– Anotar los datos recogidos brevemente y de forma inteligible. Apuntando cifras, fechas, algunos datos de interés, pero sin pretender transcribir toda la información verbal revelada por el paciente/cliente en este momento.

– Atender a las reglas básicas de las habilidades de comunicación efectiva, tanto a nivel verbal como no verbal.

– Ser flexible en cuanto al orden en la presentación de las preguntas.

Fase final

Se denomina Cierre a la fase final de la entrevista.

Las actividades que comprende son:

– Comunicar la finalización próxima de la misma.

– Agradecer la colaboración y atención prestada.

– Preguntar si desea comunicar algo más.

– Presentar un resumen de los contenidos tratados.

– Aportar prescripciones, es decir, tareas a realizar por parte del paciente/cliente en casa o bien hasta el próximo encuentro (durante la hospitalización). Serían por ejemplo, una serie de cuidados o recomendaciones a seguir.

– Despedirse, atendiendo a los rituales sociales habituales de cualquier despedida. Es aconsejable que se desarrolle de forma breve, respetuosa y cálida, de manera que haya lugar para el reconocimiento del esfuerzo realizado y manifestación de gratitud y afecto.

Fase de PostData

Es aquel momento en el que el/la entrevistador/a ya no está «cara a cara» con el paciente/cliente y/o familia, sino que se encuentran fuera de la habitación o antes de recibir al otro paciente/cliente en la consulta.

Puede concluir el proceso de recogida de información realizando una serie de actividades:

– Perfeccionar redacción de las notas registradas durante la entrevista.

– Completar los datos recogidos.

– Reflexionar sobre la necesidad de buscar más información en otras fuentes.

– Evaluar el propio proceso de entrevista (autoevaluación), con el objetivo de atender a los posibles errores,

identificarlos y asegurarnos que en la próxima ocasión los podremos controlar.

Análisis de la información

Por último, se prestará una adecuada atención al análisis de la información recogida relevante para identificar problemas. Cuando hablamos de problema nos referimos a todo aquello que se requiere o pueda requerir una actuación por parte del agente de salud.

En este punto sumamente crucial e importante, con la información recogida, debemos identificar problemas y planificar la ejecución de cuidados programados e individualizados. El modelo enfermero impregna la praxis enfermera.

A modo de resumen, la entrevista clínica no es únicamente una recogida de datos, sino que es un proceso más complejo y difícil, como convertir estos datos en información.

La entrevista clínica tiene además de la función de recogida de información, la finalidad de ser terapéutica en sí misma. La palabra se convierte en una útil herramienta para cuidar.

Estas técnicas que permiten a un/a entrevistador/a intervenir verbalmente durante una entrevista son muy diversas. Se clasifican atendiendo al grado de estructuración que se introduce entendido este proceso como directividad/no directividad.

Los entrevistadores tienden a ser directivos con pacientes dependientes y no directivos con clientes dominantes.


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