¡Hola, opositores y opositoras! Hoy recibimos en nuestra sección de entrevistas a Javier González, Fiscal y autor de «Reflexiones de un joven fiscal» que aprobó la oposición con 23 años.

Nos cuenta por qué decidió opositar a Fiscal, cómo era su rutina mientras opositaba y nos presenta su libro. Si queréis saber más sobre esta oposición y conocer la trayectoria de Javier, ¡seguid leyendo!

¿Qué llevó a Javier a opositar?

¿Tenías claro cuando estudiabas Derecho que acabarías opositando?

Ni mucho menos; además, comencé la carrera con mucha inquietud porque venía de un bachillerato de ciencias que había tenido ciertas dificultades para superar y no había encontrado ninguna vocación todavía para mí. De hecho, empecé Derecho por una recomendación y lo hice negando que opositaría (y menos a judicatura), cualquiera diría que parece un chiste.

¿Cómo se tomó tu círculo cercano la decisión de poner en pausa el resto de tus actividades para dedicarte a opositar?

La verdad que muy bien, recibí ánimos y fuerzas de todos los que estaban a mi alrededor en aquel momento y de quienes necesitaba apoyo y cariño. Además, en casa ya sabíamos de qué tipo de sacrificio se trataba, qué consecuencias podía tener y, especialmente, qué ambiente necesitaba yo para encontrarme bien y poder estudiar de manera efectiva.

¿Sorprendió a tus amistades cercanas y a tus compañeros y compañeras de Derecho que optaras por el empleo público?

Creo que lo más llamativo para los demás fue que en cuarto de carrera pudiese compaginar la oposición con las asignaturas del grado (sin dejar de salir y disfrutar cuando tocaba) y superar ese ciclo de manera satisfactoria. Tengo que reconocer que cuarto de carrera, con todo ello, fue de los años más felices de mi vida; además, disfruté mucho de la oposición sin ningún tipo de presión.

En casa ya sabíamos de qué tipo de sacrificio se trataba, qué consecuencias podía tener y, especialmente, qué ambiente necesitaba yo para encontrarme bien y poder estudiar de manera efectiva.

Javier, sobre la importancia de tener personas que te apoyen y entiendan durante la oposición.

¿Fue Fiscalía tu primera opción?

Comencé la oposición con la idea de ser juez, en aquel momento había muchos jueces estrella en los medios por diferentes asuntos mediáticos y me llamaba la atención. Sin embargo, con el estudio de las ramas del penal y procesal-penal, me di cuenta que debía ir por otros derroteros para ser feliz profesionalmente, fue entonces cuando decidí que, si aprobaba, sería fiscal sin mirar atrás. Mi preparador en más de una ocasión me lo dijo también después de cantar, “que pena que quieras tirar por allí, tienes perfil de fiscal”. No me arrepentiré nunca.

¿Qué cualidades crees que deben tener las personas que optan a este puesto?

Valentía, capacidad de trabajo en equipo, empatía, rigurosidad y honestidad son algunos de los valores que apuntaría; los fiscales debemos trabajar de forma expeditiva y brillante, tomando la decisión correcta más rápido que nadie (incluso que el juez).

¿Qué es lo que más te gusta de ser fiscal?

Que puedo luchar por causas que creo justas hasta el final; hacer justicia y ciertas aplicaciones de la ley, tristemente, a veces son cosas distintas.

¿Cómo era su vida mientras opositaba?

¿Existe algún secreto para concentrarse durante 9 horas al día, todos los días sin desistir?

Siempre he sido una persona muy constante, quizás puede sonar típico, pero es así. La única forma —creo— es visualizar la oposición como una jornada laboral y saber que, si no cumples tus horarios, en el momento de la verdad puedes ser despedido.

¿Qué implica preparar una oposición mientras se estudia una carrera universitaria?

En primer lugar quiero decir que, el hecho de empezar en cuarto, fue idea de mi preparador; inicialmente me dio miedo, pero fue la decisión más trascendental que haya podido tomar en relación con mi oposición. En aquel momento, decidí implantarla en mi rutina como una asignatura más de aquel año (yendo a dar temas sólo un día por semana) y tener siempre claro que la carrera era lo más importante. Como ya dije, recuerdo pocos meses tan satisfactorios como aquellos, desbordaba ilusión y todavía no había probado lo duro de la oposición.

¿Cómo compaginaste el resto de facetas de tu vida, en especial lo relacionado con la conciliación en el hogar?

La verdad que bien, porque era y sigo siendo muy riguroso; no obstante, si lo concilié bien fue porque tuve una empatía y un respeto inmejorable de todos los que estaban a mi alrededor. Además, soy muy consciente de que es difícil tener a una persona que puede ser importante para ti estudiando tantas horas al día y agotado o absorto el resto de las demás que le quedan. Una oposición es dura para todos, no sólo para el que la hace.

¿Cómo de complejo es que tu padre, magistrado, sea tu propio preparador cuando opositas?

No hubiera podido ponerme en mejores manos; cuando empezaba a cantar y él a escuchar para luego corregir, éramos preparador y alumno. Yo confiaba en él a ciegas e hicimos un gran equipo. La complejidad se encontraba quizás en lo demás, lo distinto de la oposición, porque muchas veces charlábamos y siempre acabábamos hablando de lo mismo, aunque afortunadamente duró poco, tuvimos casi dos años muy monotemáticos.

¿Reduce los nervios o los aumenta?

Al principio claro que los aumenta, porque te encuentras con una persona tan esencial para uno como es un padre en una faceta muy singular y compleja. Después se volvió una rutina y los nervios no existían; al contrario, eran ganas de ir a cantar y demostrarme que estaba cumpliendo objetivos y lo estaba haciendo bien.

¿Se trata, quizás, de un examinador aún más duro que el que te esperaba en el Tribunal de la oposición?

Sin duda, pero porque, en este caso, en su faceta de preparador era muy exigente y no me daba tiempo a situarme en una zona de confort, en cuanto la encontraba, volvía a subirme el listón y la dificultad. Lo bueno es que eso me hacía estar en alerta permanente y no olvidarme de cuál era la situación en la que me encontraba.

Un preparador no puede ser blando, dejar ninguna decisión al arbitrio del opositor (que sólo debe obedecer y estudiar) ni tampoco ser un colega; si no, vamos muy mal.

¿Qué prueba o fase de la preparación de esta oposición te resultó más difícil?

Me desenvolví muy bien en todas; si bien es cierto que los exámenes orales son mucho más complejos por la escenografía en que tienen lugar y las circunstancias, pero ciertamente, aun pasándolo mal con la incertidumbre, llegaba a disfrutar de esas situaciones.

¿Cuál fue tu momento favorito o más sencillo en el proceso de convertirte en fiscal?

Cuando saqué mis temas, vi que me los sabía perfectamente y que podía acabar el ejercicio sin problema; para mí, en ese momento empezaba la función. Puedes estar en el Tribunal Supremo cantando y no querer acabar el examen porque sabes que lo estás bordando y te sientes con dominio de la situación.

¿Cómo preparó la oposición?

¿Qué materiales y técnicas empleaste para preparar tu oposición?

Yo trabajaba siempre la memoria fotográfica con escalas de colores, empleando los mismos subrayadores para los contenidos del mismo género; intentaba hacer mis temas cálidos o fríos según su contenido y lo más o menos que me gustasen. Además, aunque me llevase tiempo, hacía muchos juegos conmigo mismo de memoria retentiva y a veces intentaba recordar —especialmente— artículos o enumeraciones de temas ya vistos cuando estaba estudiando otros. Si lo conseguía bien y, en caso contrario, volvía atrás.

A la hora de preparar el test, ¿cómo entrenaste la prueba?

Me dediqué exclusivamente a estudiar el temario con rigurosidad y aprender bien la materia. Mi preparador siempre definía el test de judicatura con una palabra: “honesto”, indicándome que la única clave era saber la ley y saberla bien. Antes de examinarme de mi test, como prueba, sólo hice el del año anterior a un par de meses vista, lo aprobé sin dificultad y jamás había —ni por curiosidad— visto uno. Obedecía a mi preparador sin titubear.

Hacía muchos juegos conmigo mismo de memoria retentiva y a veces intentaba recordar —especialmente— artículos o enumeraciones de temas ya vistos cuando estaba estudiando otros.

Javier explica las técnicas que utilizó para recordar el temario.

¿Eres uno de esos opositores que se grababan cantando las leyes o simplemente recurrías al cronómetro para preparar el oral?

Al principio me olvidé del cronómetro y me centré en aprenderme los temas muy bien, cuando veía personas estudiando desde el primer día con el cronómetro en la mano me ponía nervioso, no puedes cantar los temas en tiempo si ni siquiera sabes cantar. Una vez que dominas la materia, ya puedes diseccionar qué es importante y que no, a la hora de la verdad, el tema estará perfecto.

En alguna ocasión me grabé algún tema suelto, pero fue para escucharme y anotar si hacía algún vicio que no me gustase y me afease la exposición. Cuando te oyes todo cambia mucho, ahí comprendes algunas cosas que a veces te dice el preparador y no entiendes en la corrección.

Tras haber aprobado la oposición en un plazo considerablemente corto, ¿qué consejo darías a los y las futuras fiscales?

Sólo uno, honestidad con ellos mismos, por encima de la honestidad con el preparador. A veces queremos cumplir y salvar el día en lugar de cantar, pero en esas ocasiones nos estamos engañando a nosotros mismos.

Al preparador ni le van ni le vienen las mentiras, tiene su título de juez o fiscal colgado en la pared y su vida no va a cambiar; sin embargo, la nuestra puede que tampoco si perseveramos en actitudes infantiles de “bienquedismo” y palmada en la espalda para tomarnos la caña del jueves tranquilos y decirle a los padres que lo hemos hecho bien. Luego en los exámenes llegan las sorpresas.

¿Le ayudó OpositaTest?

¿Cómo te ayudó OpositaTest?

Lo conocí cuando opositaba porque me hablaron de ello algunos compañeros que lo utilizaban, hasta ese momento, desconocía su existencia. No es una herramienta de la que me llegase a servir, aunque, para quien tenga dificultades en los exámenes tipo test, me parece un instrumento muy útil.

Aún con todo, debemos concienciar acerca de que el test de judicatura no es un examen de autoescuela; OpositaTest debe ser un complemento que se sume a las horas de estudio del opositor, pero no que las reste o que se inviertan más horas en hacer exámenes que en estudiar, porque ésta es la materia prima más importante para superar el ejercicio. Las cosas afortunadamente están evolucionando, de cuántas más herramientas pueda servirse el opositor, mejor.

“Reflexiones de un joven fiscal. Acceso a la Judicatura en España, la Fiscalía y un servicio público de justicia”

¿Por qué decidiste escribir “Reflexiones de un joven fiscal. Acceso a la Judicatura en España, la Fiscalía y un servicio público de justicia”?

Por devoción a mi trabajo y sentir la necesidad de acercarlo a los demás —junto con la ética más pura de la función pública— como ejercicio de transparencia y también de motivación. Creo que no existía ninguna obra de este estilo escrita por autores jóvenes y sentí que podía tener salida, ser útil para su lector y ser cautivadora.

¿Cómo localizas y accedes a una editorial dispuesta a publicar a alguien tan joven y casi recién estrenado en el ámbito laboral?

Mi amigo Ángel Seisdedos, con quien tengo la suerte de grabar podcast de Derecho junto con otros buenos amigos, me puso en contacto con COLEX cuando le dije que tenía un proyecto parado al que no era capaz de dar salida. No obstante, fue la propia editorial quien vio el borrador y atisbó futuro en él para darme la oportunidad de editarme. Me siento muy afortunado, primero Conchy y —posteriormente— Mercedes, Pedro y el equipo de marketing de la editorial han sido mis ángeles de la guarda en esta aventura.

También he tenido la suerte de llevar en mi obra un prologuista y un colaborador de calidades humanas y profesionales elevadísimas, ha enriquecido el libro de una forma espectacular.

¿Tras leer tu obra, en la que analizas la situación de la justicia y la profesión desde un enfoque personal, veremos a la Fiscalía con otros ojos los ciudadanos de la calle?

Una de las primeras finalidades del libro es realizar una labor divulgativa sobre la Fiscalía, desmentir muchas quimeras y acercarla a los demás; yo siento que sí se verá con otros ojos. Es más, mi mayor ilusión es que lo lean jóvenes juristas y se vean estimulados para estudiar y convertirse en futuros compañeros.

¿Qué aprendizaje pueden extraer los futuros profesionales de esta obra?

Creo que una serie de valores que, correctamente interpretados y aplicados, pueden emplearse en muchos oficios y profesiones. Aunque, especialmente, en aquellas que conllevan ejercicio de responsabilidad o autoridad y convertirse, si es el caso, en los servidores públicos que la ciudadanía merece.

Mi mayor ilusión es que lo lean jóvenes juristas y se vean estimulados para estudiar y convertirse en futuros compañeros.

Javier nos cuenta qué podemos encontrar en su libro y a quien va dirigido.

Su día a día como Fiscal y sus futuros proyectos

¿Has pensado combinar tu trabajo como Fiscal con la publicación de obras de este tipo?

El problema de haber descubierto el placer de escribir es que uno no quiere parar, tengo algunas ideas nuevas en mente y espero poder llevarlas a la realidad algún día. Me encantaría seguir escribiendo y aprendiendo de ello, pero ahora me gustaría centrarme más en leer a otros autores de diferentes ámbitos y enriquecerme para darle más calidad a proyectos futuros.

También has tenido diversas apariciones en medios de comunicación en las que analizas cuestiones de interés jurídico y social, ¿cómo surgen estas colaboraciones?

Algunas veces han dado conmigo y otras veces he dado yo con las personas que me han ofrecido estas posibilidades, intento moverme mucho y no tener miedo de emplear una cierta picardía. No obstante, trato siempre ser prudente, porque hablo y hablaré por mí, pero mi cargo en estas situaciones es mi apellido y me horrorizaría hacer cualquier comentario desafortunado que perjudicase a la carrera.

Habiendo visto la función de preparador tan de cerca en tu propia casa, ¿te gustaría serlo en el futuro?

Sin duda, ayudar a personas resilientes a alcanzar sus metas profesionales para mí sería maravilloso. Mi compañera de vida también es fiscal, nuestra ilusión es hacerlo juntos y dar a nuestros alumnos lo mejor de cada uno de nosotros, sería una sinergia conjunta súper equilibrada.

¿Cómo es tu día a día ahora que ya tienes la plaza? ¿Te has llevado alguna sorpresa en tus funciones o en la relación con los miembros del resto de cuerpos de la Administración de Justicia?

Las sorpresas han sido siempre positivas, me encanta mi trabajo y me reafirmo en él cada día que voy. Ahora bien, no implica que no haya momentos duros y que muchas veces se pase mal, pero ver los resultados es lo bonito y lo mejor.

Sobre mi día a día, este año he compatibilizado mi trabajo con el estudio de un máster en Propiedad Intelectual y Derecho de las Nuevas Tecnologías, mi próximo reto es hacer la tesis, quiero ser doctor en Derecho, sería un honor.


Muchas otras personas que han estudiado una oposición ya han compartido su experiencia en nuestro blog, ¿tenéis curiosidad por lo que nos han contado? ¡Os esperan en la sección de entrevistas!

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El equipo de OpositaTest

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